A medida que avanzamos de generación en generación vemos como los valores han perdido el significado dentro de las sociedades. Vemos como los jóvenes van perdiendo el respeto a sus mayores y como le dan importancia a temas tan superficiales como la moda, la vanidad y la superioridad. Perdiendo así, el sentido de cooperación con sus semejantes. Todo esto juega un papel protagónico en la crisis social por la que atraviesa el mundo entero, debido a los altos índices de delincuencia, violencia doméstica, niños en situación de calle, abandono de personas mayores, tráfico de drogas, de personas y agresión sexual, entre otros tantos males que nos agobian. En consecuencia, si no tratamos de conducirnos en nuestra vida cotidiana, tomando como referencia estas reglas morales o de conducta, estaremos viviendo en iguales condiciones que en aquellas etapas de la historia humana, donde prevalecía la violencia, la inmoralidad, y el libertinaje como forma de vida, sin medir los resultados de tales acciones.