Establecer un precio de venta implica no solo tener en consideración los factores internos, como el costo de producción, el nivel de gastos operacionales y no operacionales, la carga impositiva y las expectativas de rentabilidad esperada por los inversionistas, sino que también es clave el análisis de la competencia, ya que ante los mismos productos el cliente busca calidad, pero también precio.