Las necesidades diarias de agua están en función de sus pérdidas, que varían según la edad (los recién nacidos y los lactantes precisan doble o triple cantidad de agua por kg de peso que los adultos), y se incrementan con la fiebre, la sudoración profusa, la diarrea, las grandes quemaduras, los drenajes quirúrgicos, las hemorragias y durante el embarazo