Iluminación: la iluminación solo tiene el propósito de que sea vea bien lo que ocurre en el escenario y, como máximo, marcar cuáles son los momentos de transición de una escena a otra, existen muchas posibilidades para utilizarla de un modo que dote de significado a la obra.
Por ejemplo, los focos se pueden articular para dirigir la atención de la audiencia a un punto determinado del escenario mientras se esconden ciertos objetos, pueden usarse varios de ellos de manera coordinada para generar una sensación concreta mediante sus patrones de movimiento, y también pueden llenar el escenario de diferentes colores, dependiendo de lo que pase.
Maquillaje: El maquillaje se usa con una gran diversidad de propósitos, entre los que encontramos varias finalidades técnicas, y otras que son de contenido.
Vestuario: Consiste en aplicar productos a los actores para que expresen sensaciones e ideas mediante su simple presencia, y también en este caso se juega con las paletas de colores para transmitir conceptos de manera inmediata, sin necesidad de hablar.
Sonido: El sonido de una obra de teatro está compuesto por la música y los efectos de sonido complementarios que ayudan a entender lo que pasa en la historia. La música puede ser diegética o extradiegética, es decir, puede formar parte de la historia y ser escuchada por los personajes, o puede acompañar a la historia, sin formar parte de lo que pasa en ella de manera literal.