Lenguaje correcto y respetuoso: se puede minimizar la solución de diferencias y controversias, moderando el tono de voz, evitando gritos, ataques, expresiones injuriosas, ademanes irrespetuosos contra los interlocutores o la audiencia. Si hacemos lo que no se debe hacer cometeríamos la falacia llamada ad hominem, que significa ataque a la persona y no a los argumentos.
Los desacuerdos se pueden resolver cuando se emiten juicios claros y precisos y además con conocimiento de causa, presentando razones informadas sobre el tema.
Conducirse con veracidad representa un valor moral que evita la intensión deliberada de engañar al oponente.
Escuchar a todos los involucrados con las mismas oportunidades, tiempo, espacio y recursos.
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