Cuando Mahoma murió en el 632, fue sucedido por los califas, quienes se transformaron en jefes espirituales y temporales de todos los musulmanes. Los primeros califas fueron Abu Bakr, Úmar, Uzmán y Alí. Ellos impulsaron la expansión del islam hacia Palestina, Siria, Armenia, la Mesopotamia asiática, Persia y el norte de África.