Explican los autores que, mientras que el tipo L fue más frecuente en las primeras etapas del brote en China, la frecuencia ha ido disminuyendo desde finales de enero. Los autores señalan que la intervención humana puede haber ejercido una presión selectiva más severa sobre el tipo L, que hace que sea más agresiva y se disemine más rápidamente. Por otro lado, el tipo S, que es evolutivamente más antiguo y menos agresivo, podría haber aumentado su frecuencia relativa debido a una presión selectiva relativamente más débil.