Se evidencia la intencionalidad del autor, llamar la atención no hacia el sentido recto del sentido que produce este animal, sino a su connotación dentro de la historia que se narra. Como vemos en la vida real la cigarra no es un bello insecto, ni canta, pero el autor al redactar su realidad e imprimirle vuelo fantasioso, le ha convertido en una joven (fuerza, vigor) como una heroína de nobles cualidades. Dentro de la obra hay otros personajes que conforman el pueblo: abejas (siempre trabajadoras y con fama de justas y valientes).