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Cap. 3: El darse cuenta - Coggle Diagram
Cap. 3: El darse cuenta
El darse cuenta es la capacidad que tiene todo ser humano para percibir lo está
sucediendo dentro de sí mismo y en el mundo que le rodea.
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LA ZONA INTERIOR
Este darse cuenta comprende todos aquellos acontecimientos, sensaciones,
sentimientos y emociones que suceden en el mundo interior, en definitiva, en mi cuerpo.
Es decir, si yo siento tal o cual cosa dentro de mí, el que los demás
o yo mismo juzgue esos sentimientos o eventos, no los hará cambiar.
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A. Schnake (2001) escribe: "Percibir a tiempo los verdaderos mensajes del cuerpo
nos ahorraría innumerables consultas y chequeos médicos a los que hemos llevado a nuestro cuerpo".
Ponerse en contacto con uno mismo, y darse cuenta de lo que realmente siente y
desea, es el primer paso para la integración.
ZONA EXTERIOR
El darse cuenta del mundo externo se relaciona con todo lo que percibimos a través
de nuestros sentidos y que proviene del mundo exterior es decir, es el contacto que
mantengo en cada momento con los objetos y los acontecimientos del mundo que me rodea.
Estas percepciones del mundo externo, mi forma de sentir y, en definitiva, lo que
percibo, toco, oigo, huelo y saboreo están en función de mi forma.
ZONA DE LA FANTASÍA
La zona intermedia incluye toda la actividad mental que va más allá de lo que
sucede en el presente. La zona de la fantasía abarca el pasado y el futuro.
Tanto nuestra idea imaginaria del futuro, como nuestra concepción y recuerdo del
pasado, se basan en la comprensión del presente.
El futuro es todo aquello que
presagiamos, imaginamos o tratamos que suceda.
Nos ponemos tensos para evitar la rabia o la tristeza, la envidia o la inadecuación y,
en definitiva
Para Perls (1974), todas estas actividades nos mantienen alejados del presente y, por ende, de nosotros y de nuestro darnos cuenta en cada momento. La consecuencia es la alienación.
Cuando uno se pone en contacto con su auténtica vivencia descubre que el cambio
se produce por sí solo sin esfuerzo ni planificación, sin empujarlo, sin producir cambios
falsos o que van en contra de su esencia.
La terapia gestáltica no trata de dar soluciones a los problemas de la vida, sino que
más bien procura proporcionarnos herramientas
Cada cambio forzado nos lleva a representar ser lo que todavía no somos en ese
momento o lo que nunca podremos llegar ser
Cada cambio forzado nos da algo que no
somos, nos aliena y nos desintegra Pero detener el cambio genera angustia y paralización.
Esta terapia no trata de ajustar ni adaptar a la gente a la sociedad, sino a ajustarse
a uno mismo, ayudándolo a descubrir su propia forma de existir