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DANIEL DEFOE Y JONATHAN SWIFT, SU ESCRITURA, SU ESCRITURA
LOS VIAJES DE…
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SU ESCRITURA
Sus escritos rebosan satisfacción ante la bonanza y la vitalidad sin límites que procura el capitalismo en su estado primigenio. Vio en el capitalismo una forma de vida internacionalista, socialmente emancipada, y merecedora de ser encomiada antes que de ser develada.
OBRAS
- El perfecto caballero inglés.
- Diario del año de la peste.
- El carácter divino del comercio, (ensayo).
- El instructor de la familia.
- El auténtico inglés.
- El corazón de las tinieblas.
- Una historia política del Demonio.
- Obscenidad conyugal.
- La prostitución matrimonial.
- Moll Flanders.
- Roxana.
- Robinson Crusoe.
En las novelas de Defoe los compañeros de negocios, sexuales o maritales, van y vienen, y su individualidad no supera, en ocasiones, la de un conejo.
El principal conflicto que se plantea a este, es el que existe entre las prácticas inmorales de una cultura en la que lo que realmente importa es el dinero y el interés personal, y los altisonantes ideales que dice defender en la esfera moral.
Las novelas de Defoe tienen mucho que decir acerca de la importancia que revisten los valores morales, pero existen ocasiones en que lo hacen de forma tan mecánica, que el espacio que se advierte entre dichos valores y los hechos que se presentan en la ficción podría decirse que resalta palmario de un modo casi ridículo.
La moral en Defoe tiene, en general, un carácter retrospectivo. Una vez que uno ha logrado amasar una fortuna, puede permitirse mostrarse arrepentido.
Obras como Moll Flanders o Robinson Crusoe sólo se convirtieron en «novelas» de forma retroactiva. Su escritura es argente, carente de densidad, transparente, de modo que puede hablarse de una suerte de estilo «de grado cero».
En Defoe hay sensualidad, especialmente en Molli Flanders y en Roxana, pero no hay sensibilidad.
Las narraciones de Defoe carecen de un final lógico, de una conclusión natural.
Todos los finales son arbitrarios y todos ellos constituyen potenciales comienzos. Uno se Instala simplemente para volver a partir de nuevo.
La única realidad permanente es el aislamiento en que se encuentra el yo, SOLIPSISMO.
Los héroes y las heroínas de Defoe son grandes creadores de sí mismos, son hombres y mujeres que buscan dominar las circunstancias que les rodean y forjar sus propios destinos.
Lo malo a este, es que el mundo resulta ser un lugar inhóspito; lo bueno es, sin embargo, que esta circunstancia contribuye a poner en funcionamiento un buen número de recursos humanos dignos de admiración.
Defoe se ve en la necesidad de insistir en el hecho de que cualquier historia existe en virtud de su valor moral, aunque resulta absurdamente obvio que no es así.
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Defoe exigió la promulgación de leyes que fuesen sensibles a las condiciones en las que se encontraban los más desfavorecidos
Defoe no es un crítico de la sociedad capitalista, es uno de sus propagandistas más elocuentes.
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Gulliver es un ambicioso sicofante, un mercenario y un parásito dispuesto a satisfacer a cualquier príncipe a cuyo reino haya sido arrojado por las olas, lo que a su vez sugiere la
debilidad de los lazos que lo unen con una tradición nutricia y con su propia civilización.