La función de los tejidos dérmicos es muy similar a la piel de los animales: recubren la superficie de la planta, ayudan a evitar la pérdida de agua, y protegen de cambios de temperatura, del posible ingreso de parásitos y de daños mecánicos. Cubren las hojas, los tallos y las raíces, así como también las flores, los frutos y las semillas..