Entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, el por ese entonces médico y neurólogo vienés Sigmund Freud crea el psicoanálisis como una disciplina centrada en el estudio de los procesos mentales inconscientes.
Freud propone esta nueva disciplina a la vez como escuela de investigación psicopatológica, basada en el reconocimiento e interpretación de significaciones de actos inconscientes. Sin embargo a partir de cierto punto el psicoanálisis empieza a distanciarse progresivamente de sus inicios en el paradigma positivista, relacionándose con otros paradigmas epistemológicos, de los cuales asume ciertas posturas y descarta otras.
Freud retoma de las posturas del empirismo la importancia concedida a la experiencia en el proceso de construcción de conocimiento; sin embargo, podemos encontrar aquí un punto de distanciamiento del psicoanálisis freudiano frente al positivismo radical.
Al mismo tiempo, plantea un posible punto de falsación de la objetividad lograda a través de la experiencia, al declarar que la objetividad puede ponerse en entre dicho cuando la dimensión subjetiva de las pasiones del observador inciden en su ejercicio de observación, falseando entonces la experiencia y perturbando su juicio.