Señor, hoy quiero acercarme a tu evangelio con un corazón limpio, transparente, dúctil, maleable, como cera blanda donde se marquen bien tus palabras. Y te pido que la semilla de tu Palabra sea abundante. El buen sembrador, nunca se cansó de sembrar. Yo también quiero sembrar, sembrar el mundo de paz, de bondad, de sencillez, de amor.