La soberanía alude a una cualidad sustantiva del poder, a facultades que no admiten otras poderes concurrentes ni superiores dentro del territorio. Supone: en el orden interno, capacidad de organización y autodeterminación política, jurídica y administrativa, e inexistencia de subordinación a otros poderes; y, en el orden externo, una condición que se traduce en la personalidad plena del Estado para actuar autónomamente, y en pie de igualdad, frente a los demás estados, y para obligarse libremente con ellos.