La persona se somete a una situación de ayuno prolongado tiene lugar en el organismo una serie de mecanismos de adaptación encaminados a mantener la vida, ocasionando que todas aquellas funciones no vitales pasarán a un segundo plano, sin embargo, como consecuencia se produce un deterioro funcional en otros sistemas que limitan la capacidad del individuo para realizar normalmente sus actividades físicas y mentales. En cuanto al aspecto metabólico se intenta conservar la energía y a diferencia de otros déficit de ingesta el mecanismo de cetoadaptación no se produce. Las reservas de glucosa, proteínas y micronutrientes se conservan a expensas de solo utilizar los depósitos grasos y al mismo tiempo se caracteriza por el perfil hormonal en donde disminuye la concentración de insulina, IGF-1, catecolaminas y triyodotironina, aumentando el glucagón y la hormona del crecimiento.