Ciertas acciones como la guerra, la violencia, la discriminación, el crimen, el vandalismo, el terrorismo, la brutalidad, entre otras, se consideran como una manera de rechazar la libertad o escapar de ella, en la medida que el ser humano busca su propia destrucción.
Fromm señala que el deseo de destrucción puede ser en dos sentidos, hacia afuera o hacia dentro, sin embargo, la dinámica de destrucción es la misma.
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