Los conflictos bélicos y las guerras provocan desplazamientos masivos de población que sufre persecuciones por motivos políticos, ideológicos o étnico-religiosos. Por ejemplo, en las últimas décadas, muchos habitantes de países africanos, como Libia, Sudán o Uganda, se han visto obligados a emigrar como consecuencia de guerras civiles o de regímenes dictatoriales. Por su parte, guerras como la de Bosnia-Herzegovina (1992-1995), Irak (2003) o la de Siria (iniciada en 2011) han ocasionado, además de cientos de miles de víctimas civiles y militares, millones de desplazados.