Tanto las figuras humanas de perfil con un ojo de frente de las pinturas y relieves egipcios como el Hermes de Praxiteles (s. IV a. de C.), Las Meninas de Velázquez (1599-1660) o el Guérnica de Picasso son obras representativas. ¿Por qué se denominan así? Básicamente porque en todas ellas reconocemos imágenes de objetos relacionados con algo exterior a las mismas, bien sean procedentes del mundo mágico, del mítico o del natural. Pero, por otra parte, estas obras se diferencían entre sí por su estilo, así como por la manera de llevar a cabo la reproducción plástica. Lo peculiar del arte representativo es conciliar la relación que existe entre los objetos que presenta y los intereses del medio expresivo.
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