Defoe defendió, asimismo, la completa autonomía del poblado, el cual, en su crítica, jamás debe abjurar de su derecho a rebelarse contra un regimen injusto. En su poema «El auténtico inglés» se mofa de las mitologías chovinistas sobre Inglaterra, se reafirma de manera bien muestra en la naturaleza mestiza, en términos étnicos» de los pobladores de Inglaterra, desdeña la idea aristocrática de la pureza de sangre y ridiculiza nuestra iniciativa de veracidad inglesa como algo paradójico, ficticio y contradictorio. Aun cuando no es por completo ajena a esta cuestión el elaborado de que Guillermo III, para cuyo regimen trabajaba Defoe, fuera holandés.