Ha sido desde su origen, un símbolo en sí mismo, no un lugar, más bien una entrada, un pasadizo que tiene vida propia, que envuelve con su encanto a cualquiera que cierra sus ojos mortales y abre su corazón para comenzar a ver desde el alma, dejándose llevar a aquel mágico lugar que cohabita en el mismo espacio de todo lo perceptible que muchos aprecian pero que pocos viven.
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