Se pueden suscitar en distintas etapas y grados de la discusión, ya sea antes de la exposición de la tesis a los contendientes, previendo y reconociendo las propias debilidades argumentativas, lo cual permite perfeccionar, corregir o incluso cambiar la tesis y los argumentos para sustentarla. Las alternativas se pueden estimular con el empleo de modalizadores, cuantificando la carga de una posición o postura con el fin de hacerla menos categórica, menos fija y así acceder a una actitud más flexible.