Caracterizada por una tecnificación muy rudimentaria, la producción obtenida generaba unos mínimos ingresos y no había una proyección comercial, limitándose principalmente a abastecer al propio agricultor y a su familia.
Las herramientas habituales utilizadas en la agricultura tradicional siempre han sido la azada, la pala y la hoz. Ya en el siglo XX, época en la que se introdujo el tractor, algunos agricultores hacían uso de esta máquina, pero el objetivo seguía siendo el mismo: el autoabastecimiento.