En 1991, sin que nadie pudiera detenerlo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), llega a su fin, caída anunciada por su progresiva desaparición como estado, y que comenzó a desarrollarse en 1985, a pesar de los intentos de reforma económica, y las reformas políticas desarrolladas por el último secretario del partido comunista Mijaíl Gorbachov; quien quiso transformarla en superpotencia, por medio de políticas denominadas glásnost (apertura, transparencia), perestroika (reestructuración política, reformas económicas), y uskoréniye (aceleramiento del desarrollo económico), anunciadas en 1886; que combinadas con cambios económicos globales sobresalientes, influyeron, en un fallido golpe de estado y la posterior dimisión de Gorbachov el 25 de Diciembre, que provocó que el Soviet Supremo, reconociera la extinción de la Unión Soviética, solo un día después.