Tras un período de incubación de 4 a 30 días, comienza la fase febril o prodrómica. Durante 3-4 días los pacientes presentan fiebre, mialgia, dolor de cabeza y espalda, que pueden acompañarse de diarrea, náuseas y vómitos. La fase cardiogénica o de shock se inicia con la rápida aparición de tos, respiración entrecortada y vértigos. En aproximadamente 2 h el paciente desarrolla un edema pulmonar progresivo, con hipoxia, hipotensión grave y oliguria en los casos más graves, que frecuentemente “conduce” a shock por depresión miocárdica y arritmias cardíacas. cardiogénico. Una vez que se instaura la diuresis (fase diurética) se produce una rápida mejoría clínica. Tras un período de convalecencia, que puede prolongarse varios meses, los enfermos se curan sin secuelas.