Algunas de las características más relevantes de la Edad Media son, en lo económico, la transición del modo de producción esclavista al feudal; en lo social, la sociedad se redefiniría según estamentos, dejando atrás el concepto de ciudadanía, empleado hasta entonces en el Imperio romano; en lo político, el poder anteriormente centralizado y concentrado por Roma, pasaría a disgregarse en pequeños reinos y ciudades-Estado; en el plano ideológico, el pensamiento teocéntrico, preconizado fundamentalmente por el cristianismo, pasa a subordinarlo todo.