La tercera conclusión es que a pesar de las indudables virtudes de los emprendimientos sociales, su peso entre el conjunto de emprendimientos es reducido, aunque mayor en los países más avanzados, probablemente, porque la población de estas zonas, al tener cubiertas en mayor medida sus necesidades materiales y ser más conscientes de los problemas sociales por la mayor información de que disponen y su mayor nivel educativo, han decidido pasar a la acción y emprender actividades que cada vez más el Estado está abandonando.
Estas conclusiones tienen importantes implicaciones. Para recuperar el papel de la dimensión altruista del ser humano en la economía es necesario que la ciencia económica se sustente en principios éticos, para lo cual tanto las investigaciones como la enseñanza de la economía deben incorporarlos en sus planteamientos.