Grupos de expertos de todo el mundo elaboran las normas ISO mediante un proceso de consenso dentro de las comisiones técnicas, comisiones que están formadas por representantes de ONG, del gobierno, de la industria y de otras partes interesadas, presentados por los miembros nacionales de la ISO.
Cuando la comisión llega a un consenso, se comparte un borrador con todos los miembros de la ISO para que puedan aportar sus observaciones. Como miembro intermediario, la OIE defiende los intereses de los empleadores y alza la voz de las empresas en estos grupos de trabajo.