Diagnóstico Categorial
versus
Diagnóstico Dimensional
En el marco de la Evaluación psicológica clínica, el psicólogo debe dispo ner de toda la información necesaria, al objeto de emitir un diagnóstico que complemente de manera satisfactoria la formulación clínica del caso que tenga entre manos. La intención de este trabajo es ofrecer un espacio de reflexión, acerca de las posibilidades de los sistemas de clasificación catego rial y dimensional de los trastornos mentales. Se destacan las ventajas que ambas modalidades ofrecen a clínicos de cualquier orientación teórica, dejan do entrever en su utilización una posible coexistencia. Finalmente, se hace hincapié en la necesidad de perfeccionamiento de ambos procedimientos, con el fin de alcanzar un nivel explicativo respecto al hecho psicopatológico, hablar en un futuro de clasificaciones científicas de base etiológica y permitir una mayor proximidad entre la perspectiva psiquiátrica y la psicológica
DIAGNÓSTICO CATEGORIAL
Nosografía Psicopatológica: Siguiendo a Lemos (1997) existen diversas estrategias a la hora de ordenar los elementos en categorías dentro de un sistema clasificatorio
1. Esencialista: sirvió de base para el sistema evolutivo de Dar win, en el que la esencia viene pro porcionada por el concepto de especies.
2. Numérica: basan su organiza ción en la observación empírica y en el cómputo matemático del máximo número de características compartidas por los sujetos.
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4. Inferencial: basa las clasifica ciones en suposiciones o inferen cias, respecto a las causas o pro cesos subyacentes
5. Monotética: fundamenta la clasificación en una sola variable o en un reducido número de características.
6. Politética: apoya la clasifica ción en la existencia de un determinado número de características compartidas por una proporción significativa de los miembros de una categoría, sin que ello suponga la total homogeneidad de sus miembros
Cualquiera que sea la estrategia utilizada, uno de los principios ele mentales en los que se apoya un sistema clasificatorio, en un afán adaptativo y pragmático, es el de beneficiar la economía cognitiva intentando que cada una de sus categorías nos proporcione la máxima información posible con el menor coste cognitivo. Para Ballesteros (2000)
la Sociedad Americana de Psiquia tría (APA) publicó el DSM I, II y III además del CIE-8 que marcó la existencia de algunos de los siguientes objetivos y características, algunas de las cuales no fueron plenamente cubiertas:
a) Sobre la base de categorías diagnósticas fiables, habría de ser útil para indicar tratamientos y adoptar decisiones en las diversas situaciones clínicas
b) Introduciría un sistema de diagnóstico multiaxial, con el fin de organizar la información correspon diente a las diversas facetas de cada trastorno, adoptando un carácter empirista, ateórico y des criptivo (Lemos, 1997)
Uno de sus aspectos más relevantes, presente ya en las últimas ediciones, lo constituye su estructura multiaxial. Este sistema organizado de cinco ejes facilita una evaluación completa de los distintos trastornos clínicos, de los trastornos de la personalidad, de las enfermedades médicas, de los problemas psicológicos y sociales del individuo y de su nivel de actividad, dando cabida a un modelo biopsicosocial indispensable en la clínica.
Las dos últimas versiones DSM y la CIE-10, han influido de forma muy notoria en la Evaluación Psicológica Clínica (Muñoz, 2003)
Una clasificación que facilita la utilización de categorías y criterios estables, posibilita un lenguaje común de cara a la formación de los futuros profesionales, permite la creación de diseños de investigación, contribuye a la valoración de los efectos de los tratamientos (estudios de eficacia), establece registros administrativos comparables, responde mejor a las exigencias de una organización institucional asistencial, al menos teórica mente reduce la distancia entre la investigación básica y la práctica clínica y permite la comunicación entre psiquiatras y psicólogos clínicos. Compartimos plenamente la afirmación de Costello (1992)
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