Las diferencias sociales a causa de la industrialización se vieron bastante marcadas en esa época. Los burgueses, o sea, los que eran comerciantes, ahora dueños de las fábricas, se volvían cada vez más ricos, mientras la clase más baja, o sea los campesinos que migraban a las ciudades trabajaban en condiciones muy precarias, aparte de ser muy mal pagados.