Proponer este tipo de evaluación permitiría observar el “desarrollo evolutivo de la moralidad de los educandos”, esto es, la expresión de sus valores y actitudes como guía de la acción cotidiana, al hacer las mismas preguntas a los estudiantes de tercero y sexto de primaria y tercero de secundaria, y comparar sus respuestas atendiendo a las diferencias de edad, género, modalidad del servicio y contextos rural y urbano, etcétera.