La razón es que los contaminantes en el aire, como las partículas corrosivas, se crean debido a las reacciones químicas entre líquidos y sólidos. Estos mismos líquidos y sólidos, incluida la sal y el carbón negro, pueden interactuar con las moléculas dentro de los metales y acelerar la descomposición. Además, los contaminantes ácidos gaseosos tienen un papel importante en la corrosión de materiales, ya sea directa o indirectamente como precursores de partículas corrosivas.
De hecho, el dióxido de azufre generado por las emisiones de las centrales eléctricas y los vehículos es uno de los mayores contribuyentes a la corrosión. El dióxido de azufre es particularmente agresivo con los contactos de cobre utilizados en equipos electrónicos.