Se trata de buscar un lugar cómodo, lejos de ruidos externos, como si nos concediéramos unos minutos para uno mismo. Intentamos introducirnos en el interior de uno mismo, como buscando un espacio para contemplar nuestra experiencia interna, de manera relajada y tranquila, sin forzar nada y dejando que la atención se concentre en el centro del cuerpo, en la garganta, en el pecho, en el estómago, en el abdomen; aquí́ es donde acontecen nuestros sentimientos y emociones.
Intentamos darnos cuenta de cualquier asunto o preocupación que aflore y miramos si podemos dejarla a un lado por el momento, como encontrando una distancia entre uno mismo y ese algo que ha surgido, podemos imaginar que lo colocamos a un lado, o debajo, o frente a uno mismo; no lo expulsamos completamente pero experimentamos un cierto distanciamiento entre nuestro yo interior y esa sensación vaga y difusa, como diciéndonos: esto está ahí, pero yo no soy completamente eso.