Mead coloca a la intersubjetividad dentro de lo que llama conversación interior, el pensamiento, constituido por tres interlocutores: el Yo, el Mí y el Otro:
El Yo que actúa, que se aparece, que emerge de repente y sin aviso; el Mí, que constituye el percatamiento de lo que hizo el yo; y el Otro, que es el bagaje de criterios con que cuenta el mí para evaluar los actos espontáneos de ese yo... por eso el otro de Mead es un Otro Generalizado, que corresponde a la colectividad, a la realidad social, a la comunicación en la cual el yo y el mí existen.(Fernández Christlieb, s.f.a, p. 15)
A manera de recapitulación, pueden acotarse las aportaciones más significativas de Mead a las
ciencias sociales, incluyendo a la Psicología:
a) Enfatiza la noción de una realidad simbólica distinta de una probable realidad natural; susceptible de creación, de transformación y de destrucción.
b) Anticipa la visión epistemológica que cuestiona lo que es o no científico por medio del consenso significativo y el criterio de objetividad científica como una construcción simbólica.
c) Su análisis de la sociedad contempla la posibilidad de la incorporación total del individuo a un universo de razón, actividad consciente y voluntaria, hacia una esfera pública no restrictiva (v.g. los teóricos de la Escuela de Frankfurt y de la teoría crítica, como Habermas).
d) La naturaleza social del lenguaje y la naturaleza simbólica de la sociedad, dejan de ser objeto de especulación filosófica haciéndose accesibles al análisis empírico.