La labor preparatoria de la Conferencia de Viena se atuvo al procedimiento ordinario de las Naciones Unidas para la codificación del derecho internacional, aplicado en sectores en los que ya existía considerable práctica de los Estados, precedentes y doctrina. La Comisión nombró al Sr. Sandström, de Suecia, Relator Especial y su informe sirvió de base del proyecto de artículos aprobado por la Comisión en 1957. La Comisión, tras tomar en consideración las observaciones de 21 gobiernos, en 1958 preparó, revisó y amplió los artículos y recomendó que constituyeran la base de una Convención, decisión que obtuvo el respaldo de la Asamblea General.
El éxito de las conferencias y convenciones redactadas puede atribuirse, al hecho de que las normas básicas sobre relaciones diplomáticas se han mantenido estables durante más de 200 años. En la Conferencia de Viena de 1961, no hubo un conflicto de intereses general básico entre grupos de países opuestos.