La economía de Australia ha experimentado un crecimiento continuado con reducido desempleo, inflación controlada, deuda pública muy reducida, y un fuerte y estable sistema financiero. El país posee un próspero crecimiento al estilo occidental, ocupando el sexto puesto mundial en términos de PIB per cápita por encima de países como Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania según los valores nominales emitidos por el Fondo Monetario Internacional en 2012. Disfruta, además, de un costo de la vida relativamente bajo.