La argumentación en la lógica formal, basada en hecho verídicos, es diferente a la lógica de la experiencia, ya que ésta última, si bien, se basa en hechos observables, está siempre ligada a los valores, creencias e ideologías que se sustentan en una cultura discursiva determinada y cobre verosimilitud en el marco de cada grupo social de dicha cultura.