El 29 de octubre de 1929, el mercado de valores quebró, comenzó la Gran Depresión y los gastos en publicidad se desplomaron. Durante este periodo, cada marca buscaba venderle al público sus cualidades especiales. Wheaties se volvió el “desayuno de los campeones”, no por sus ingredientes sino por su publicidad. Los fabricantes siguieron con vigor esta estrategia de diferenciación del producto, a fin de retratar sus marcas como diferentes y mejores que las competidoras al ofrecerles a los consumidores calidad, variedad y conveniencia.