La turbidez, en general, se define como la propiedad óptica de una suspensión, que hace que la luz se disperse y no se transmita a través de la suspensión.
La ISO 7027-2016 establece como única fuente de luz para la medición de la turbidez la fuente de luz Infrarroja a 860 nm. Sin embargo, convendría tener en consideración el uso complementario de la luz blanca o visible, sobre todo a la hora de medir en rangos muy bajos de turbidez, debido a que demuestra una dispersión mayor de la luz frente a tamaños de partículas más pequeños, en comparación con una longitud de onda mayor como la infrarroja.