Los efectos agudos como perturbaciones en la memoria, pesadillas, insomnio, irritabilidad y angustia. Los síntomas persistentes después de pasada la fase aguda fueron ansiedad continua, fobias, depresión, creciente utilización de estimulantes y depresores (tabaco y alcohol) y pérdida del interés en las relaciones sexuales, búsquedas recreativas y sociabilización en general. Los síntomas en los niños incluyeron continuas perturbaciones en el sueño, falta de interés en la escuela y temor de futuros desastres (Frederick, 1977)