Se basó, en la extensión del modelo castellano, con algunas características francesas a todo el territorio de la corona. En la administración central se disolvieron los antiguos consejos y se crearon las Secretarías de Despacho, antecedentes de los ministros, que se encargarían de un área de la administración nombrados, y respondiendo directamente ante el Rey. Se unificaron las Cortes en solo unas, siguiendo el modelo Castellano, y que serían un órgano meramente consultivo. Se estableció un sistema de contribución única para todo el territorio, que se llamo de distinta manera en las distintas regiones: Talla en Mallorca, Contribución Única en Aragón, Catastro en Cataluña, etc. y que consistía en una cantidad fija que aportarían anualmente a la corona según su peso demográfico y riqueza. Se implantó el castellano como lengua oficial de la administración.