El terrorismo se basa en una secuencia de actos de violencia debidamente planificados y altamente mediatizados, el cual toma como blanco a objetivos no militares, generantes de miedo e inseguridad a través de la impresión a la población e influencia respecto a procesos de decisión –ceder, negociar, pagar, reprimir–, con el fin de satisfacer objetivos –políticos, económicos o criminales– previamente definidos.