Se añade, poco a poco, sal a un vaso con agua. Mientras la cantidad de sal es muy pequeña, la disolución está diluida. Al añadir más sal la disolucion se concentra cada vez más. Cuando empieza a depositarse sal en el fondo, la disolucion está saturada. Si entonces se calienta la disolución, la sal del fondo se disolverá. Si se deja enfriar lentamente, la sal no se depositará salvo que agitemos. Entonces la disolución está sobresaturada.