El comercio es necesario para mantener el dinero en circulación dentro de un país, lo cual mejora la economía y el nivel de vida de sus ciudadanos.
La posibilidad de comprar bienes y servicios producidos en el exterior entraña ciertas ventajas indiscutibles. Por ejemplo, el acceso a productos de calidad internacional, elaborados en países industrializados que, de otro modo, sería imposible tener, permite que las naciones menos avanzadas tecnológicamente accedan a innovaciones.