Los reyes encargaron la defensa de los territorios a la alta nobleza y al clero, que juraban fidelidad y ayuda militar, Los campesinos, por su parte, buscaron la protección de los nobles y el clero, pasando a depender de estos, a cambio de su trabajo y tierras. Inicialmente, las concesiones de tierra eran temporales, pero finalmente acabaron siendo
definitivas y hereditarias, convirtiéndose los nobles y el alto clero en señores feudales.