El Conocimiento de los Valores

2. Conocimiento, por vía de participación, de algunos valores

1. La experiencia y el conocimiento de los valores

3. Conclusiones

1.4 El conocimiento de los valores y la creatividad

1.3 El conocimiento de los valores debe ser genético

1.1 El conocimiento de la función que ejercen los valores

1.2 Necesidad de reflexionar sobre el valor de la unidad

2.6 El valor de la historicidad

2.7 El valor de ser locuentes

2.5 El valor de la veracidad

2.8 El valor de los dones primarios

2.4 El valor de la tolerancia

2.9 El valor de la libertad auténtica o libertad creativa

2.3 El valor del sentido

2.10 El valor de los sentimientos

2.2 El valor de la inteligencia madura y las ideas precisas

2.11 El valor de la alegría

2.1 La vocación y la misión

2.12 El valor de la ternura

El conocimiento de los valores se hace mas profundo cuando descubrimos la función que están llamados a ejercer en nuestra vida.

Los valores se descubren siempre de forma dinámica y comprometida.

A los valores se les conoce de forma dinámica.

Vivir como persona es vivir relaciones de encuentro.

Debemos de ver la eficacia que los valores muestran en el proceso de configuración de nuestra personalidad.

Esta configuración tiene lugar, en la fundación de relaciones de encuentro.

Los valores, al asumirlos como criterios de conducta, reducen el nombre de virtudes.

En la vida humana no hay un valor superior al encuentro/unidad.

No se debe tratar de imponer los valores

Se debe de descubrir la función que realizan en nuestra vida.

Los valores nos muestran que son necesarios para nuestra vida en cuanto nos ofrecen posibilidades creativas.

Los valores no se revelan a quién desea conocerlos de forma incomprometida.

Vivir la vida con autenticidad supone vivirla creando formas de encuentro en virtud del ideal de la unidad.

Al adoptar esa actitud de respeto, estima y colaboración, nuestra vida se llena de sentido y de valor,

Al vivir en actitud de encuentro, sentimos que la vida tiene valor.

El encuentro hay que crearlo, cumpliendo todas sus condiciones.

Se convierte en una trama de encuentros.

Ese valor de ser único en el mundo para alguien se adquiere a través del trato.

Surge a través del encuentro diario.

Voluntad de poner corazón en lo que uno hace.

Los valores se nos revelan plenamente en las experiencias de participación.

Nos ofrecen posibilidades, y, al asumirlas nosotros, se nos revelan en toda su riqueza.

Es erróneo, pensar que descubrimos los valores de estas formas:

1) Los valores aparecen ante nosotros de forma espontánea.

2) Nosotros los examinamos con una actitud neutral

3) Si decidimos si los aceptamos o no.

Lo importante es acercarse a esa área de irradiación de los valores con espíritu abierto

Dispuestos a asumir activamente las posibilidades de vida que nos dan los valores.

La unidad es un fin en sí.

Se hace camino al andar.

Vivir una alta forma de unidad es la meta por excelencia de nuestra vida.

Es el valor supremo.

Son principios de vida.

Tener ideas fecundas, claras, firmes, precisas, incontaminadas, es un tesoro.

Nuestra vida adquiere sentido si la orientamos hacia el nivel de los grandes valores

El papel de la tolerancia es el de buscar la verdad en común.

Se nos manifiesta como una condición básica para crear relaciones de encuentro.

Son algo en lo se participa intensamente porque vienen a ser la razón de la vida.

Cualquier desajuste por nuestra parte tiene unas repercusiones muy graves en nuestra vida.

Cuidar la salud de la mente significa cultivar la vida de la inteligencia,

Las ideas penetran las estructuras de la vida humana y de la vida social.

La bondad, la justicia, la belleza

El valor del sentido lo descubrimos de modo dinámico

Ideal de la unidad

La tolerancia no se reduce a permisividad

Su verdadero valor se nos revela, cuando descubrimos la función que ejerce en nuestra vida.

La tolerancia nos pone en camino de ajuste a la realidad.

La veracidad suscita confianza, y ésta lleva a hacer confidencias, que facilitan el intercambio de posibilidades que supone el encuentro.

En cada instante de la vida, estamos recibiendo posibilidades creativas de nuestro pasado; con ellas hacemos surgir posibilidades nuevas.

Se vinculan creativamente el pasado, el presente y el futuro.

Vivir históricamente implica un alto valor, que debemos estimar y potenciar en cada momento.

Implica la capacidad de ser llamados y responder.

Ser invitados generosamente a compartir la vida y responder con agradecimiento a esa invitación.

Toda nuestra vida, con cada uno de sus actos, debe ser una elocuente manifestación de agradecimiento.

Hemos de acoger con agradecimiento cuanto se nos ha dado: nuestro ser personal, con sus peculiaridades, sus potencias y sus limitaciones

Debemos de tener la sabiduría de aceptarnos a nosotros mismos, con todas las implicaciones que alberga nuestro ser.

El valor del lenguaje es uno de los dones primarios que constituyen la base de nuestra vida.

Descubrir el valor de la libertad creativa es un acontecimiento en la vida.

La vibración de toda la persona ante lo valioso, es indispensable para la fundación de relaciones de encuentro.

Si estamos de verdad alegres, indica que vivimos una vida de encuentro.

Cada persona tiene un "ordo amoris" peculiar.

Es una visión de la vida amplia, flexible, integradora, llena de contrastes que enriquecen.

Las normas morales como valores fomentan la libertad creativa.

Si se deprecian los sentimientos, se resta importancia al papel que representa el corazón en el proceso de desarrollo de la personalidad.

La alegría revela un estado de ánimo, una actitud ante la vida.

Uno de los frutos más sobresalientes del encuentro auténtico es la alegría.

En todo el universo hay un ordo amoris, en el que debemos insertarnos activamente.

El valor de la ternura va unido con la necesidad primaria de todo ser humano de sentirse acogido. '

3.2 La ceguera para el valor

3.1 El criterio para discernir si algo es valioso

La misión y vocación de todo ser humano consiste en lograr el ideal adecuado a su alta dignidad.

Se piensa, en el fondo, que el desear algo es el árbitro absoluto del valor.

El deseo ejerce un papel positivo en la vida del hombre porque es un primer detector de lo valioso.

Los valores que resaltan en las experiencias de éxtasis son sustituidos con dramática naturalidad por los antivalores que provocan las experiencias de vértigo.

No debemos caer en el error de pensar que son creativas todas las experiencias humanas, incluso las de vértigo.

Las experiencias de vértigo o fascinación, nos desgajan de los valores.

Si deseamos firmemente alcanzar esta meta, nos situamos en la perspectiva adecuada para descubrir el rango de cada valor y discernir qué valores han de tener la primacía en nuestros actos de elección.

Esta forma de elegir nos viene propuesta por nuestra misma experiencia.

Opinion: Personalmente fue una lectura un poco difícil de comprender, la cual tuve que leer dos o tres veces. Pero en general si fue una lectura interesante ya que abarca el amplio tema de los valores y sobre cómo la unidad y el encuentro es el valor mas importante de todos. Al igual de cómo debemos de adoptar varios valores y formas correctas de vivir y pensar para que podamos vivir una vida llena de sentido y valor.

Bibliografía: López Quintás, Alfonso, El conocimiento de los valores. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía [Internet]. 2008;25( ):487-503. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=361133128021