Es una metáfora estética para examinar la salud y la patología. Las familias, del mismo modo que los
bosques de secuoyas, son contextos en los que hay múltiples pautas de interconexión intrincadamente entrelazadas. Un bosque saludable facilita la
conexión y la autonomía de una amplia gama de especies de tipos de interacción; análogamente, las familias sanas facilitan tanto la diversificación como la conexión de sus miembros. Y el terapeuta, como el buen guardabosque, debe estar atento a la ecología total, con sus diferentes órdenes de proceso y de complejidad.