El carbón, fuelóleo, gas natural... arde en la caldera liberando su energía calorífica, de la cual una parte la absorbe el agua del sistema de tubos. Dicha agua se convierte en vapor a presión y pasa a mover la turbina-alternador para generar una corriente eléctrica. A continuación, el vapor caliente que sale debe ser enfriado, y en vez de tirar ese calor, este se cede en un intercambiador de vapor a otra masa de agua, que va a llevar ese calor a las viviendas o industrias cercanas. Finalmente, el otro agua ya fría regresa a la caldera gracias a una bomba.