Según las creencias de la religión griega, los dioses vivían en el monte Olimpo, el más alto de la Hélade. El más importante de los dioses era Zeus, dios del rayo. Era hijo del dios del tiempo, Cronos, y de la diosa de la fertilidad, Rea, y se repartía con sus hermanos el dominio del mundo. Además, Zeus estaba casado con Hera, diosa de la familia, y de ellos descendían los principales dioses de la religión griega.
Los griegos practicaban una religión politeísta en la que los dioses eran antropomórficos, es decir, tenían aspecto y comportamiento humanos, aunque eran inmortales.