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Cap 13 - Coggle Diagram
Cap 13
La nave aterrizó suavemente en vertical al borde del ancho claro, a unos
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Llegó súbita e inesperadamente, pero con un mínimo de alboroto. Poco
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empezaban a cobrar un tono rojizo y dorado, el río volvía a ensancharse con
las lluvias de las montañas del Norte, el plumaje de los pájaros pikka se
espesaba ante el presentimiento de las próximas heladas del invierno, los
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murmurar mientras caminaba renqueante por el pueblo, murmullo que
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reunirse en torno al fuego para escucharle, refunfuñar y decir que no lo
recordaban así-, y en un momento se había plantado allí una nave espacial,
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expertos en naves espaciales, habrían visto en seguida que era bien maja, una
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folleto menos la Estabilisis Vectoidal Avanzada, que sólo gustaba a los
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una curva bien cerrada en torno a un eje temporal trilateral. De acuerdo, es un
sistema algo más seguro, pero la conducción se hace pesada.
Los aldeanos ignoraban todo eso, desde luego. Allí, en el remoto planeta
de Lamuella, la mayoría de la gente no había visto nunca una nave espacial,
desde luego ninguna en una sola pieza, y aquélla, con sus cálidos destellos a
la luz del atardecer, era lo más extraordinario que les había ocurrido desde el
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un lado para otro, charlando, cortando leña, acarreando agua, molestando a los
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del Anciano Thrashbarg, de pronto se interrumpió toda actividad y todos se
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Bueno, no todos. Los pájaros pikka tendían a asombrarse de cosas
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mañanas la salida del sol les pillaba enteramente por sorpresa, pero la llegada
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despertarles el mínimo interés. Prosiguieron con su kar, rit y huk mientras
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Además, no cesó el fuerte rumor de una canción desentonada que salía de
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De pronto, con un clic y un leve zumbido, en la nave se abrió una rampa
que se desplegó hacia abajo. Luego, aparte de la estrepitosa canción de la
última choza a la izquierda, durante unos minutos no pareció pasar nada más.
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Algunos aldeanos, sobre todo los niños, empezaron a acercarse un poco
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gustaba que pasara. No lo había vaticinado, ni siquiera aproximadamente, y
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continua, realmente empezaba a resultar un poco difícil.
Se adelantó, hizo retroceder a los niños y alzó los brazos enarbolando su
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Casi inmediatamente, otra rampa se extendió por el lado opuesto de la
nave y al fin aparecieron dos figuras, que siguieron discutiendo sin hacer caso
de nadie, ni siquiera de Thrashbarg, a quien ni siquiera veían desde donde
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Se decidió por dejar caer los brazos vigorosamente, como si hubiera hecho
lo que pretendía hacer. Le dolían de verdad, así que no lo tuvo que pensar
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rampa cerrada y luego dio tres pasos y medio hacia atrás, de forma que
pudiera echar una buena ojeada a aquella gente, quienquiera que fuese, para
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arrugada. El Anciano Thrashbarg no lo sabía, pero aquella ropa era de
Rymplon, un nuevo tejido sintético que era estupendo para los viajes
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La más baja era una niña. Parecía incómoda y enfadada, llevaba una ropa
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arrugada y sudada, cosa que ella debía saber casi sin lugar a dudas.
Todo el mundo las observaba, salvo los pájaros pikka, que se fijaban en
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evidente que quería algo en concreto, pero no sabía dónde encontrarlo
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Thrashbarg no tenía ni idea de qué actitud tomar, y decidió recurrir al
cántico. Echó la cabeza atrás y empezó a gemir, pero en seguida le interrumpió
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Anciano Thrashbarg, echó a andar hacia la choza.
Hay un arte en la actividad de hacer bocadillos, y a pocos les está siquiera
dado el tiempo necesario para explorarlo en detalle. Es una tarea sencilla, pero
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adecuado, por ejemplo. El Hacedor de Bocadillos se había pasado muchos
meses consultando y experimentando diariamente con Grarp, el panadero, y
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entre anchura y profundidad, como también el grosor que daría el adecuado
sentido de peso y volumen al bocadillo acabado; en esto, la ligereza también
era una virtud, pero también la firmeza, la generosidad y la promesa de
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Disponer de los utensilios adecuados era fundamental, por supuesto, y el
Hacedor de Bocadillos, cuando no estaba atareado con el Panadero en el
horno, pasaba muchos días con Strinder, el Tallador de Herramientas, pesando
y equilibrando cuchillos, llevándolos y trayéndolos a la forja. Flexibilidad, fuerza,
agudeza dé filo, longitud y equilibrio se discutían con entusiasmo, se exponían
teorías, se ensayaban, se perfeccionaban, y muchas tardes se vieron las
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contraluz de la forja y el sol poniente, haciendo lentos movimientos circulares
en el aire, probando un cuchillo tras otro, comparando el peso de éste con el
equilibrio de aquél, la flexibilidad de un tercero y la guarnición de la
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firme, autoritaria, que imponía una voluntad clara y definida ante la hogaza.
Luego, el cuchillo para untar la mantequilla, que era un objeto liviano y
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habían sido demasiado elásticas, pero ahora, la combinación de flexibilidad con
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El instrumento principal era, desde luego, el cuchillo de trinchar. Esa hoja
no se limitaba a imponer su voluntad sobre el medio en que se movía, como el
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cuchillo del pan; debía trabajar con él, guiarse por la fibra de la carne, producir
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de carne en diáfanos pliegues. El Hacedor de Bocadillos, con un suave
movimiento de muñeca, colocaba entonces la loncha en la rebanada inferior del
pan, magníficamente equilibrada, la recortaba con cuatro hábiles toques y
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diferentes para cada bocadillo, pero el Hacedor de Bocadillos siempre los
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segunda capa de carne y otra capa de recortes, y el primer acto de creación
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El Hacedor de Bocadillos pasaba entonces la obra a su ayudante, que
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también su destreza, pero eran habilidades menores ejecutadas por un
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aprendiz, Drimple, atraía la envidia de sus semejantes. En el pueblo los había
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agua, pero ser el Hacedor de Bocadillos era la felicidad suma.
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perdido un poco, pero el exquisito sabor de la carne del Animal Completamente
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habitual migración, con lo que todo el pueblo se vería sumido una vez más en
una frenética actividad: cazar Animales, matar seis, incluso siete docenas de
los millares que pasaban como una exhalación. Luego había que limpiarlos,
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meses de invierno hasta la primavera, cuando se producía la migración de
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del otoño. Los festejos duraban tres días de absoluta exuberancia, de bailes e
historias que el Anciano Thrashbarg contaba sobre las incidencias de la caza,
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Hacedor de Bocadillos que, aplicando sobre ella las artes que los dioses
habían enviado a Lamuella por mediación suya, producía los exquisitos
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siguiente, antes de empezar a prepararse para los rigores del Próximo invierno.
Hoy sólo hacía bocadillos corrientes, si es que tales exquisiteces, tan
amorosamente preparadas, pudieran calificarse alguna vez de corrientes. Su
ayudante estaba ausente, de modo que el Hacedor de Bocadillos aplicaba su
propia guarnición, cosa que le encantaba. En realidad disfrutaba con casi todo.
Cortaba una loncha, cantaba. Colocaba cuidadosamente cada loncha de
carne en una rebanada de pan, la recortaba y armaba un rompecabezas con
todos los recortes. Un poco de ensalada, algo de salsa, otra rebanada de pan,
otro bocadillo, otra estrofa de «Yellow Submarine».
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decía Thrashbarg, que era la autoridad en esas cosas. Bueno, al menos eso
afirmaba Thrashbarg, y Thrashbarg era..., etcétera, etcétera. No merecía la
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de, pongamos, en otro que hubiera aterrizado tranquilamente sin destruir medio
bosque, llenándolo de espíritus y además lesionando seriamente al propio
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inefable de Bob, y cuando le preguntaron qué significaba inefable, él les dijo
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Lo que constituyó un problema, porque el único diccionario lo tenía el
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Bob Todopoderoso, y cuando le preguntaron por qué no, volvió a responderles
que porque lo decía él. De todas formas, alguien entró un día subrepticiamente
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buscó «inefable». Al parecer, «inefable» significaba «incognoscible,
indescriptible, indecible, algo imposible de conocer y que no puede expresarse
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que él, Thrashbarg, fuese el primero en escoger bocadillos. Los aldeanos le
preguntaron cuándo había ocurrido eso exactamente, y él les contestó que el
día anterior, cuando ellos no miraban.
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- ¡Tened fe o arderéis en la hoguera! - sentenció el Anciano Thrashbarg.
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fama, aunque era difícil saber a dónde, ya que según el Anciano Thrashbarg no
existía ningún otro sitio. En cualquier caso, viniera de donde viniese,
probablemente de alguna parte inefable, ya estaba allí y en aquellos momentos
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a la cabaña, dando patadas a las piedras y con todas las muestras de no
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habían enviado al Hacedor de Bocadillos, si ni siquiera quería estar allí?
Todos miraron a Thrashbarg, pero estaba de rodillas, murmurando, con los
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- ¡Trillian! - exclamó el Hacedor de Bocadillos, chupándose la sangre del
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- Justo las preguntas que yo iba a hacerte - repuso Trillian, echando una
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Estaba limpia, con los utensilios de cocina bien ordenados. Había armarios
y estantes bastante sencillos, y un camastro en un rincón. Al fondo de la
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- Bonito - comentó, aunque en tono inquisitivo. No llegaba a comprender la
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- Muy bonito - convino Arthur -. Maravilloso. No sé si alguna vez he estado
en algún sitio tan bonito. Soy feliz aquí. Me aprecian, les hago bocadillos y...,
bueno, eso es todo. Me aprecian y les hago bocadillos.
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- Idílico - concluyó Arthur en tono firme -. Lo es. Verdaderamente, lo es. No
espero que te guste mucho, pero para mí es, bueno, perfecto. Oye, siéntate,
por favor, ponte cómoda. ¿Puedo ofrecerte algo, humm, un bocadillo?
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- Pruébalo - sugirió Arthur -. Está bueno.
Trillian dio un mordisquito, luego un bocado y lo masticó con aire
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- Está bueno - confirmó, mirándolo.
- La obra de mi vida - sentenció Arthur, tratando de imprimir orgullo a la voz
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reverenciaran un poco, y de pronto tenía que realizar algunos cambios de
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- ¿De qué es la carne? - preguntó Trillian.
- Ah, sí. Es, humm, es de Animal Completamente Normal.
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- De Animal Completamente Normal. Es parecido a una vaca, o mejor
dicho, a un toro. Una especie de búfalo, en realidad, Un animal grande, que
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- Nada, es completamente normal.
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- Sólo es raro el sitio de dónde viene.
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- ¿De dónde viene? - preguntó con la boca llena. No tragaría hasta saberlo.
- Pues, bueno, no es sólo de dónde viene, sino también de adónde va. La
carne está muy bien, se puede comer perfectamente. Yo he consumido
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- ¿De dónde viene? - preguntó -, ¿y adónde va?
- Vienen de un sitio que está un poco al este de las Montañas Hondo. Son
las mas grandes que tenemos por aquí, debes haberlas visto al venir, luego se
precipitan a millares por las llanuras Anhondo y, bueno, eso es todo. De ahí es
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- Quizá no me haya explicado con la suficiente claridad - añadió Arthur -.
Cuando digo que vienen de un lugar al este de las Montañas Hondo, me refiero
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llanuras Anhondo y, bueno, desaparecen. Disponemos de unos seis días para
cazar lo más posible antes de que se esfumen. En primavera hacen lo mismo,
sólo que al revés, ¿comprendes?
De mala gana, Trillian tragó. O eso o escupirlo, y en realidad tenía muy
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- Entiendo - aseguró, después de comprobar que no le había sentado mal -.
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- Pues creo que, porque si no, la gente podría pensar que era un poco raro.
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que vienen de donde vienen y que van adonde van, que ésa es la voluntad de
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- Ni se te ocurra preguntarlo.
- Bueno, parece que te va bien.
- Me encuentro bien. Tú tienes buen aspecto.
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- Muy amable de tu parte haber venido a verme.
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- Bueno - repitió Arthur, buscando algo que decir. Era asombroso lo difícil
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- Supongo que te preguntarás cómo he dado contigo - dijo Trillian.
- ¡Sí! - exclamó Arthur -. Precisamente eso me estaba preguntando. ¿Cómo
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- Bueno, pues no sé si lo sabes o no, pero ahora trabajo en una gran
emisora Sub-Etha, de esas que...
- Sí, lo sabía - afirmó Arthur, recordando de pronto -. Sí, lo has hecho muy
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- Toda esa precipitación de un lado para otro. Supongo que sí, ya lo creo.
- Tenemos acceso prácticamente a toda clase de información. Encontré tu
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- ¿Quieres decir que sabían lo del accidente?
- Pues claro que lo sabían. Una nave espacial de línea no puede
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- Pero ¿quieres decir que sabían dónde había ocurrido? ¿Sabían que yo
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- Pero nadie ha salido a mirar, ni a buscar ni a rescatar a nadie. No han
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- Bueno, no podían. Lo del seguro era toda una complicación. Simplemente
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- ¿De verdad? - repuso Arthur -. No, no lo sabía. ¿Por qué delito?
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- ¿Delito? ¿A qué te refieres?
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Trillian dirigió una larga mirada a Arthur y luego, con otro tono de voz, le
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- Es hora de que afrontes tus responsabilidades, Arthur.
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momentos en comprender exactamente adónde quería ir a parar la gente, así
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que dejó pasar unos momentos, sin prisa. La vida era muy agradable y relajada
en aquellos días, había tiempo para calar el significado de las cosas. Dejó que
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Pero siguió sin comprender qué quería decir, así que terminó
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- ¿Random? - llamó -. Pasa. Ven a conocer a tu padre.