Se hace uso de la psicología, sin negar la realidad del pecado, la responsabilidad personal y el papel de las Escrituras en el proceso de asesorar, el pastor aprende la importancia de escuchar, y comprender a la persona que tiene problemas, aceptarla como es, apoyarla y animarla, disminuir su aislamiento y soledad, y aliarse con ella en la lucha con su problema.